El Seminarista De Los Ojos Negros Chords by Manuel Bernal
Tempo:
100.6 bpm
Chords used:
G
C#
G#
E
D#m
Tuning:Standard Tuning (EADGBE)Capo:+0fret
Start Jamming...
[G]
[D] [Am]
[Cm] Desde la [C#] ventana de [G] un casucho viejo abierto en verano, cerrado en [C#] invierno por vidrios
verdosos y plomos espesos, una [C] salmantina de rubios cabellos [G] y ojos que parecen pedazos
de cielo, mientras la costura mezcla con el rezo, ve todas las tardes pasar en silencio
los seminaristas que van de paseo,
[G#] [B] baja la [D] cabeza, sin erguir el cuerpo, [E] marchan [G] en dos
[C#m] filas pausados y [A] austeros, sin más nota [C#] alegre sobre el traje negro que la beca roja que
ciñe su cuello y que por la espalda casi rosa el suelo.
Un seminarista entre todos
ellos, marcha siempre erguido, con aire resuelto, la negra sotana dibuja su cuerpo gallardo
y airoso, flexible y esbelto, él solo, a hurtadillas y con el recelo de que sus miradas
observen los clérigos, desde que en la calle vislumbra a lo lejos a la [N] salmantina de rubio
cabello, la mira muy fijo, con mirar intenso y siempre que pasa le deja el recuerdo de
aquella mirada de sus ojos negros.
Monótono y tardo va pasando el tiempo y muere el estío
y el otoño luego y vienen las tardes plomisas de invierno, desde la ventana del casucho
viejo, siempre sola y triste, rezando y cosiendo, una salmantina de rubio cabello ve todas las
tardes pasar en silencio los seminaristas que van de paseo, pero no ve a todos, ve solo
a uno de ellos, su seminarista de los ojos negros.
Cada vez que pasa gallardo y esbelto,
observa a la niña que pide aquel cuerpo en vez de sotana marciales cerreos, cuando en ella
fija sus ojos abiertos con vivas y audaces [G] miradas de fuego, parece decirla, te quiero, te quiero,
yo no he de ser cura, yo no puedo serlo, si yo no soy tuyo me muero, me muero, a la niña entonces
se le oprime el pecho, la labor suspende y olvida los rezos y ya solo vive en su pensamiento el
seminarista de los ojos negros.
[F#m] En una lluviosa mañana de [E] invierno la niña que alegre [D#m] saltaba
de lecho, oyó tristes cánticos y fúnebres rezos, por la [G#m] angosta calle pasaba un entierro,
[D#m] un seminarista sin duda era el muerto, pues cuatro llevaban en hombros el féretro con la
beca roja por cima cubierto y sobre la beca el bonete negro, con [G] sus voces roncas cantaban los
clérigos, los [Cm] seminaristas iban en silencio, [G#] siempre en las dos filas hacia el cementerio,
como por las tardes salir de paseo, la niña [E] angustiada miraba el cortejo, los conoce a todos
a fuerza [G] de verlos, solo, [C] solo falta entre todos ellos el seminarista de los ojos [C#] negros,
[D#m]
[F#] corrieron los años, pasó mucho tiempo y allá en la ventana del casucho viejo, una pobre anciana de
blancos cabellos, con la tez rugosa y encorvada el [G#] cuerpo, mientras la costura mezcla con el rezo,
ve todas las tardes pasar en silencio, los seminaristas que van de paseo, [N] la labor suspende,
los mira y al verlos sus ojos azules ya tristes y muertos, vierten silenciosas lágrimas de hielo,
[F#m] vieja, sola y triste, aún guarda el recuerdo del seminarista de los ojos negros.
[D] [Am]
[Cm] Desde la [C#] ventana de [G] un casucho viejo abierto en verano, cerrado en [C#] invierno por vidrios
verdosos y plomos espesos, una [C] salmantina de rubios cabellos [G] y ojos que parecen pedazos
de cielo, mientras la costura mezcla con el rezo, ve todas las tardes pasar en silencio
los seminaristas que van de paseo,
[G#] [B] baja la [D] cabeza, sin erguir el cuerpo, [E] marchan [G] en dos
[C#m] filas pausados y [A] austeros, sin más nota [C#] alegre sobre el traje negro que la beca roja que
ciñe su cuello y que por la espalda casi rosa el suelo.
Un seminarista entre todos
ellos, marcha siempre erguido, con aire resuelto, la negra sotana dibuja su cuerpo gallardo
y airoso, flexible y esbelto, él solo, a hurtadillas y con el recelo de que sus miradas
observen los clérigos, desde que en la calle vislumbra a lo lejos a la [N] salmantina de rubio
cabello, la mira muy fijo, con mirar intenso y siempre que pasa le deja el recuerdo de
aquella mirada de sus ojos negros.
Monótono y tardo va pasando el tiempo y muere el estío
y el otoño luego y vienen las tardes plomisas de invierno, desde la ventana del casucho
viejo, siempre sola y triste, rezando y cosiendo, una salmantina de rubio cabello ve todas las
tardes pasar en silencio los seminaristas que van de paseo, pero no ve a todos, ve solo
a uno de ellos, su seminarista de los ojos negros.
Cada vez que pasa gallardo y esbelto,
observa a la niña que pide aquel cuerpo en vez de sotana marciales cerreos, cuando en ella
fija sus ojos abiertos con vivas y audaces [G] miradas de fuego, parece decirla, te quiero, te quiero,
yo no he de ser cura, yo no puedo serlo, si yo no soy tuyo me muero, me muero, a la niña entonces
se le oprime el pecho, la labor suspende y olvida los rezos y ya solo vive en su pensamiento el
seminarista de los ojos negros.
[F#m] En una lluviosa mañana de [E] invierno la niña que alegre [D#m] saltaba
de lecho, oyó tristes cánticos y fúnebres rezos, por la [G#m] angosta calle pasaba un entierro,
[D#m] un seminarista sin duda era el muerto, pues cuatro llevaban en hombros el féretro con la
beca roja por cima cubierto y sobre la beca el bonete negro, con [G] sus voces roncas cantaban los
clérigos, los [Cm] seminaristas iban en silencio, [G#] siempre en las dos filas hacia el cementerio,
como por las tardes salir de paseo, la niña [E] angustiada miraba el cortejo, los conoce a todos
a fuerza [G] de verlos, solo, [C] solo falta entre todos ellos el seminarista de los ojos [C#] negros,
[D#m]
[F#] corrieron los años, pasó mucho tiempo y allá en la ventana del casucho viejo, una pobre anciana de
blancos cabellos, con la tez rugosa y encorvada el [G#] cuerpo, mientras la costura mezcla con el rezo,
ve todas las tardes pasar en silencio, los seminaristas que van de paseo, [N] la labor suspende,
los mira y al verlos sus ojos azules ya tristes y muertos, vierten silenciosas lágrimas de hielo,
[F#m] vieja, sola y triste, aún guarda el recuerdo del seminarista de los ojos negros.
Key:
G
C#
G#
E
D#m
G
C#
G#
[G] _ _ _ _ _ _ _ _
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_ _ [D] _ _ [Am] _ _ _ _
_ _ [Cm] _ _ _ Desde la [C#] ventana de [G] un casucho viejo abierto en verano, cerrado en [C#] invierno por vidrios
verdosos y plomos espesos, una [C] salmantina de rubios cabellos [G] y ojos que parecen pedazos
de cielo, mientras la costura mezcla con el rezo, ve todas las tardes pasar en silencio
los seminaristas que van de paseo, _
[G#] [B] baja la [D] cabeza, sin erguir el cuerpo, [E] marchan [G] en dos
[C#m] filas pausados y [A] austeros, sin más nota [C#] alegre sobre el traje negro que la beca roja que
ciñe su cuello y que por la espalda casi rosa el suelo.
_ Un seminarista entre todos
ellos, marcha siempre erguido, con aire resuelto, la negra sotana dibuja su cuerpo gallardo
y airoso, flexible y esbelto, _ él solo, a hurtadillas y con el recelo de que sus miradas
observen los clérigos, desde que en la calle vislumbra a lo lejos a la [N] salmantina de rubio
cabello, la mira muy fijo, con mirar intenso y siempre que pasa le deja el recuerdo de
aquella mirada de sus ojos negros.
_ _ Monótono y tardo va pasando el tiempo y muere el estío
y el otoño luego y vienen las tardes plomisas de invierno, desde la ventana del casucho
viejo, siempre sola y triste, rezando y cosiendo, una salmantina de rubio cabello ve todas las
tardes pasar en silencio los seminaristas que van de paseo, _ pero no ve a todos, ve solo
a uno de ellos, su seminarista de los ojos negros.
_ Cada vez que pasa gallardo y esbelto,
observa a la niña que pide aquel cuerpo en vez de sotana marciales cerreos, cuando en ella
fija sus ojos abiertos con vivas y audaces [G] miradas de fuego, parece decirla, te quiero, te quiero,
yo no he de ser cura, yo no puedo serlo, si yo no soy tuyo me muero, me muero, a la niña entonces
se le oprime el pecho, la labor suspende y olvida los rezos y ya solo vive en su pensamiento el
seminarista de los ojos negros.
_ [F#m] En una lluviosa mañana de [E] invierno la niña que alegre [D#m] saltaba
de lecho, oyó tristes cánticos y fúnebres rezos, por la [G#m] angosta calle pasaba un entierro,
[D#m] _ un seminarista sin duda era el muerto, pues cuatro llevaban en hombros el féretro con la
beca roja por cima cubierto y sobre la beca el bonete negro, con [G] sus voces roncas cantaban los
clérigos, los [Cm] seminaristas iban en silencio, [G#] siempre en las dos filas hacia el cementerio,
como por las tardes salir de paseo, la niña [E] angustiada miraba el cortejo, los conoce a todos
a fuerza [G] de verlos, solo, [C] solo falta entre todos ellos el seminarista de los ojos [C#] negros,
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_ [F#] _ corrieron los años, pasó mucho tiempo y allá en la ventana del casucho viejo, una pobre anciana de
blancos cabellos, con la tez rugosa y encorvada el [G#] cuerpo, _ mientras la costura mezcla con el rezo,
ve todas las tardes pasar en silencio, los seminaristas que van de paseo, [N] la labor suspende,
los mira y al verlos sus ojos azules ya tristes y muertos, vierten silenciosas lágrimas de hielo,
_ [F#m] vieja, sola y triste, aún guarda el recuerdo del seminarista de los ojos negros. _ _ _ _
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_ _ [Cm] _ _ _ Desde la [C#] ventana de [G] un casucho viejo abierto en verano, cerrado en [C#] invierno por vidrios
verdosos y plomos espesos, una [C] salmantina de rubios cabellos [G] y ojos que parecen pedazos
de cielo, mientras la costura mezcla con el rezo, ve todas las tardes pasar en silencio
los seminaristas que van de paseo, _
[G#] [B] baja la [D] cabeza, sin erguir el cuerpo, [E] marchan [G] en dos
[C#m] filas pausados y [A] austeros, sin más nota [C#] alegre sobre el traje negro que la beca roja que
ciñe su cuello y que por la espalda casi rosa el suelo.
_ Un seminarista entre todos
ellos, marcha siempre erguido, con aire resuelto, la negra sotana dibuja su cuerpo gallardo
y airoso, flexible y esbelto, _ él solo, a hurtadillas y con el recelo de que sus miradas
observen los clérigos, desde que en la calle vislumbra a lo lejos a la [N] salmantina de rubio
cabello, la mira muy fijo, con mirar intenso y siempre que pasa le deja el recuerdo de
aquella mirada de sus ojos negros.
_ _ Monótono y tardo va pasando el tiempo y muere el estío
y el otoño luego y vienen las tardes plomisas de invierno, desde la ventana del casucho
viejo, siempre sola y triste, rezando y cosiendo, una salmantina de rubio cabello ve todas las
tardes pasar en silencio los seminaristas que van de paseo, _ pero no ve a todos, ve solo
a uno de ellos, su seminarista de los ojos negros.
_ Cada vez que pasa gallardo y esbelto,
observa a la niña que pide aquel cuerpo en vez de sotana marciales cerreos, cuando en ella
fija sus ojos abiertos con vivas y audaces [G] miradas de fuego, parece decirla, te quiero, te quiero,
yo no he de ser cura, yo no puedo serlo, si yo no soy tuyo me muero, me muero, a la niña entonces
se le oprime el pecho, la labor suspende y olvida los rezos y ya solo vive en su pensamiento el
seminarista de los ojos negros.
_ [F#m] En una lluviosa mañana de [E] invierno la niña que alegre [D#m] saltaba
de lecho, oyó tristes cánticos y fúnebres rezos, por la [G#m] angosta calle pasaba un entierro,
[D#m] _ un seminarista sin duda era el muerto, pues cuatro llevaban en hombros el féretro con la
beca roja por cima cubierto y sobre la beca el bonete negro, con [G] sus voces roncas cantaban los
clérigos, los [Cm] seminaristas iban en silencio, [G#] siempre en las dos filas hacia el cementerio,
como por las tardes salir de paseo, la niña [E] angustiada miraba el cortejo, los conoce a todos
a fuerza [G] de verlos, solo, [C] solo falta entre todos ellos el seminarista de los ojos [C#] negros,
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_ [F#] _ corrieron los años, pasó mucho tiempo y allá en la ventana del casucho viejo, una pobre anciana de
blancos cabellos, con la tez rugosa y encorvada el [G#] cuerpo, _ mientras la costura mezcla con el rezo,
ve todas las tardes pasar en silencio, los seminaristas que van de paseo, [N] la labor suspende,
los mira y al verlos sus ojos azules ya tristes y muertos, vierten silenciosas lágrimas de hielo,
_ [F#m] vieja, sola y triste, aún guarda el recuerdo del seminarista de los ojos negros. _ _ _ _
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